La primera concepción de una realidad común, se favorece en
parte, gracias al funcionamiento de los sentidos; vista, gusto, tacto…así la recibimos, así la interpretamos, así, por
convención, estos nos llevan luego en masa a converger por planos coincidentes, formando
la ilusión de una misma “realidad”, bajo esta suerte de lógica genética
cumpliendo su propósito, ¡Bendito empirismo!, ahora sumemos esas continuas secuencias
circunstanciales, eventos diarios robusteciendo nuestro universo de
convencionalismos. Luego creemos reconocernos, compenetrarnos y trabajar en nuestra
existencia, con la delimitante de un horizonte: Lo “real”.
Por lógica, lo que trasgreda ese límite formará parte
de lo “Irreal”, lo no existente, lo carente de lógica, lo no aceptado. Entre esos puntos trabaja el creador; a veces consciente de
tener entre manos dos tonos de una misma cosa; la realidad no será más que la
ficción y a la inversa, el blanco no es sino un negro desteñido, lo que ocurre
en la mente no es sino un espejo del universo; mas conocemos de él una mínima
parte y quisiéramos acceder al todo, quisiéramos poder escudriñar en cada mente;
un poco en esa lucha frente a no existir, un poco sentir que vencemos ese miedo
a lo desconocido. Un poco trabajar con posibilidades.
...Pero esa continua tendencia a la abstracción. Ese mármol de
realidad como un todo único. Sigamos.
Escritor, compositor, ilustrador. Autores trabajando con diferentes
realidades, subjetividades, intangibilidades, pensamientos de convergencia y
divergencia, re-flexiones mentales, absorción del entorno, digestión,
apropiación, generación de discurso, de una voz, extensión del yo, su representación material, su
devolución a la “realidad”, retroalimentación (bagaje); reiniciar el ciclo: Asimilación,
reflexión, creación. De nuevo el recurso
de los sentidos, los mismos que dan pauta, y delimitan, de nuevo la masa
neuronal, vinculando planos, haciendo ataduras con la realidad.
Lo cierto nace ahí. En el primer borrador de una novela, la primer mancha de color en una ilustración, el primer trazo de carboncillo en el boceto, concretando lo que hasta ese momento era un crisol de
conexiones mentales. Llega la oportunidad de ser en el entorno, de existir en
el otro, y al otro, de existir en la empatía de lo creado.
Sobre empatía: Cuando un maestro explica un tema, se explica a sí mismo, al
tratar de clarificar algo a los demás se clarifica también, lo hace real (el
lenguaje: las palabras). En la ilustración, a la par de este ejemplo y con apoyo
de un lenguaje visual, se expone y clarifica, a veces sin buscar ejercer una
acción de convencimiento, sólo haciendo un vaciado de otra
manera de entender el mundo, la punta floreciente de una rama entre millones de
posibilidades de un árbol en medio del gran bosque, sirviendo a lo conocido, como
una guía más de lo que puede ser. Bajo un objetivo honesto. Así es el trabajo de un ilustrador, la trasparente comunicación de ideas y
sensaciones.
Sigamos hablando de esto que no es tarea sencilla:
signo, significado, significante; la representación material del objeto tras la
acción de la mente reflexiva, expedirá además el peso de las circunstancias que
le llevaron a ser (incluso la sombra de lo desechado previamente) ondas que en
mayor o menor medida penetrarán en la(s) conciencia(s) siguiente(s), y las
siguientes, vibrando a un nivel intangible, a nivel cognitivo, formando
cultura (dos palabras de gran importancia), haciendo real lo que antes no lo era (El grito de Eduard Munch, La
Gioconda de Leonardo da Vinci, la obra de Roberto Innocenti) y más allá del fin
estético, tan debatido, aún en su aparente inmovilidad, generará arrastre mental
e incluso físico, expandiendo horizontes, conectando e influyendo. Sus ondas se expandirán con diferente fuerza pero mismo espíritu.
Corto aquí de tajo, para esto se requieren cómplices, aquí una más.
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